Que idea tan estupida

El campamento se estaba llenando rápido. Hace dos años estabamos solo mi primo, Annabeth, Grover y dos o tres más, pero ahora estaba mas lleno que nunca. Y Quirón debía estar hasta la coronilla, menos mal no ser entrenador.

Estaba paseando por los recintos, ya que no tenía nada mejor que hacer. Acababa de salir del campo de entrenamiento, y estaba cerca de la enfermería. Camine hasta que me paré, porque me pareció ver alguien en la enfermería, un destello de un cabello pelirrojo bañado por el sol. "Tantos nuevos, es normal que alguno se lastime" pensé para mis adentros. Me picó la curiosidad y entré a ver quien era.Cuando entré, estaba muy solitarío, excepto por la chica que había visto desde fuera. Me acerqué a ella, sin que me viera. La examiné mejor. Cabello rubio, alta, guapa. Y debía ser semidiosa, porque no tenía pat5as de cabra. Y tenía un tobillo hinchado.

-Uff, eso debe ser doloroso- dije, examinando mejor su herida- ¿que te ha pasado?

Correr sin calentar, solo un principiante podría cometer ese error. Aunque era nuevo, y debía saber poco, no podía echarselo en cara. Desvió la mirada, como si se sintiera incomoda. Normal, habia entrado sin avisar, y había hablado con ella sin presentarme, el problema de ser tán extrovertido, aunque no era un defecto.

Intente hacer que se sintiera más a gusto, ya que no quería problemas con ella, es más, prefería ser su amigo. Me presente, para intentar romper la pared : -Yo soy Axel -dije, y esperé a que ella hiciera lo mismo.

Intentó mover el tobillo. El resultado fue nuló. Pensé en una cosa, darla un poco de néctar. Se sentíria mejor. Me levanté y aviste un poco. Lo cogí y lo vertí en un vaso, no demasiado ya que si no aquella chica dejaría de respirar, y me armaría varios, por no decir millones, de problemas. Se lo ofrecí.

-Si te duele demasiado bebe un poco de néctar, te aliviará, pero no demasiado, sino ...

Sinaí, bonito nombre. Y tambien era un poco extraño para la región en la que nos encontrabamos, aunque me gustaba. Me preguntó que hacía ahi. Detecte cierta amabilidad forzada, aunque yo tambien me sentiria así si entraran así y se dirijieran a mi así.

-Pasaba por aquí y te vi -hice una pausa- me resultó un poco extraño que tan pronto hubiera heridos, y decidi venir a ver que tal estabas

-¿Sorprendida? -pregunté, al ver que volvia a mover el pie- es néctar, bebida divina, cura y da vitalidad -dije.

Parecía como si me odiara, todo me lo decia con tono de resignación. Y, ¿que había echo yo para que me odiara? No era tan malo. O por lo menos, eso esperaba. ¿Que podia hacer? ¿Poruqe sentia eso hacía mi? ¿Que había echo mal? Muchas preguntas, y ninguna solución.

-Tranquila, lo he hecho voluntaríamente, no hay nada que agradecer.

Escapar. Pero, ¿de quien? Tal vez de la enfermera, aunque no creo que fuera tán perversa. Pero si quería escapar, tal vez era mi oportunidad para congeniar con ella, y que me dejara de odiar. Parecía que era mi momento. -Vale, te ayudo, pero no deberías moverte, todavia, el néctar no es tán rapido -intente convencerla, pero algo me decia que no iba a servir de nada- y, ¿a donde vas a ir? -pregunte algo intrigado, ya que con un esguince no se podía hacer gran cosa.

Cascabeles. No me había percatado de que tenía uno, que no le permitia moverse. Tenía que cogerla, y llevarla hasta la puerta alli sería libre. O podía simplemente destruir aquel estupido cacharro, pero tal vez no iba a ser buena idea. Opté por la primera opción. Pero ella tambien tenía que aceptar.
-Entonces tengo que cogerte y llevarte hasta la puerta sin que toques el suelo, ¿verdad?

Se negó. Solo tenía que ayudarla a ir dando saltitos hasta la puerta. No era demasiado díficil, y además la puerta estaba mas o menos cerca. Y no la podía dejar tirada ahora. La tendí la mano para que se pusiera de pie.

-Vale, acepto. Pero si quieres salir de aqui hay que darse prisa -me percaté de que se oian pasos, que debían ser de la enfermera, acercandose.

Parecia como si ya no estuviera tan distante, y poco a poco iba confiando en mi, cosa que me alegraba. Pasé mi mano sobre sus hombros para que no se cayera, y comenzamos a andar. No mucho despues ya estabamos en la puerta de salida.

Ya estabamos casi fuera, cuando algo me alertó. El cascabel sonó, y la enfermera se encontraba donde nosotros antes. "¡Mierda!" pensé. ¿Porque esa repentina mala suerte? Aunque, la enfermera no lo oyó. Bien, algo salió bien.

-Bueno, pues ya estamos fuera -dije con una sonrisa- a partir de aqui ya eres libre

Me dió un brazalete. Pero, ¡¿había aparecido sin mas?! Pestañee y alli estaba, habia aparecido de la nada. Era de cuero y plata, muy bonito. Despues se fué andando hacia las cabañas. Pero, ¡¿ como podía andar asi de bien ya?! Aunque iba cogeando, se habia recuperado. "El nectar" pensé. Me lo pusé, me quedaba estupendamente. Y era de mi talla. Increible. Quisé seguirla y preguntarla como lo había hecho, pero pensé algo que me dijeron hace tiempo. "La magia esta en el misterio" decia, y tenía mucha razón. Asi que no la segui, sonrei y me fue hacia mi cabaña, que ya estaba cansado.