Arboles, mas arboles.

Mi entrenamiento trancurría. Llevaba en el campamento desde muy pequeño, y ya cansaba. Quería salir de aventura, conocer mundo... ¡Pero no entrenar sin descanso! Aunque se volvía interesante, ya que llegaba gente nueva. Pero aún asi era una mierda.

Me encontraba en el bosque. Que recuerdos. Recordaba mis primeros días, donde aqui pasaba las noches mirando a las estrellas. En esos tiempos, no podía ni sostener bien la espada, y con el arco apuntaba al suelo. Que tiempos aquellos.

Acababa de llegar al campamento, mis maletas esperaban aún sin abrir en la cabaña.
Pero antes de nada me apetecía dar una vuelta, y explorar un poco los alrededores. Así que salí y casi sin darme cuenta fui al bosque. Siempre me había gustado mucho la naturaleza.

Andaba mirando el suelo, y no me di cuenta que había una figura inmóbil. Y como era de esperar, me choqué contra ella de pleno.

Era un chico joven, más alto que yo, y me había tragado su espalda. Perdí el pie y me cai de culo.
Levanté la mirada con rabia desde el suelo, aún sabiendo que la culpa había sido mía.

"Un arbol, otro arbol ... ¡Mierda!" pensé, un poco sorprendido por mi accidental caida. Alguien se había tropezado conmigo. Pero, al parecer, se había echo mas daño que yo. Me levanté con un movimiento seco, y miré el rostro de aquella joven. No hizo falta que alguien me chivara su madre, ya que saltaba a la vista. Afrodita, aquella chica era guapísima. Rapidamente la ayudé a levantarse. Se había echo daño, ya que había chocado contra mi espalda, una de las partes mas duras de mi cuerpo. Cuando ya estuvimos de pie, me aseguré de que estaba bien.

-¿Estas bien? -dije un poco preocupado- El golpe ha sido duro

Una vez de pie, me sacudí la tierra de la ropa.

-No. Chocar contra piedras humanas no es uno de mis pasamientos favoritos , ¿sabes? - dije con dureza mientras me aseguraba de que mi nariz estaba bien.

Levanté la mirada de los pantalones y le miré a los ojos. Me arrepentí un poco de cómo había hablado al ver su gesto de desconcierto. Además, no ha sido culpa suya .

- Mmm...Lo siento, es que iba a mi rollo y no te había visto - añadí con un tono más suave y una media sonrisa.

Me habló con algo de dureza. ¡Como si yo hubiera tenido la culpa! Aunque luego se arrepintió, o al menos eso me pareció a mi. Y hablo un poco mas normal, cosa que me alivió. Intenté ser amable:
-No, culpa mía, no debería estar parado en una zona así, culpa mía -dije, con una sonrisa calida, y un poco fingida, aunque tambien un poco natural, ya que seguia un poco enfadado por el tono de voz que había empleado, que no me parecía normal.

Sonreí ante su intento de ser amable, se notaba que no estaba muy a gusto.
Para intentar enmendar mi error, le tendí la mano.

- Soy Elyse - dije sin apartar la mirada de sus ojos - Y bueno, no soy tan torpe normalmente - añadí riendo - ¿Está bien tu espalda?

Pasaba algo, auqella chica, que se llamaba Elyse, no paraba de mirarme a los ojos. "Que extraño" pensé, sintiendome un poco incomodo. Ella se rió acerca de un comentario, que yo tampoco pude evitar la risa. -Oh, claro que esta bien,no ha sido nada. Mi espalda esta como nueva -tanto entrenamiento me había dado mucha forma física, y un tropiezo no me la iba a tropezar. -Yo soy Axel

A pesar de mis esfuerzos, parecía seguir estando molesto o incómodo. Eso no me solía pasar mucho , a pesar de que no usase mi poder.

Fruncí el ceño levemente, y fingí estar repentinamente interesada en las puntas de mi pelo. Era un gesto que solía hacer cuando me ponía nerviosa, lo conservaba desde pequeña.

Recordaba a mi padre riñéndome y yo con mi atención puesta en el pelo.

- ¿Hijo de...?

Me pregunto sobre mi padre. En ocasionaes normales no lo hubiera dicho, pero era una mestiza, y a menos que fuera enemiga no habria problemas. -Mi padre es Zeus -dije con confianza, ya no me sentía tan incomodo con ella. Y eso me gustaba, ya que era mejor no tener enemigos, de momento. Me recosté sobre un arbol y dije: -Yo tu eres hija de Afrodita, ¿me equivoco?

- Sí - murmuré un poco distante.

Me fijé en nuestro alrededor. Todo eran árboles, por un lado y otro, y no encontraba el lugar por el que había venido.
Aún era de día, pero la luz del sol era cada vez más tenue. Me giré hacia él de nuevo.

- Bueno ,Hijo de Zeus - esbozé una media sonrisa - Supongo que sabrás volver al campamento, ¿no?

La luz solar iba disminuyendo. Y, sin darnos cuenta, nos habiamos perdido. Aunque sabia el camino, diez años aqui y me lo sabía como la palma de la mano.

-Claro que se como volver, no debe ser muy dificil -esbozé una sonrisa- ¿Te llevo?

La luz se volvia tenue, hasta que oscureció. Aunque la luna relucia, en forma menguante, y ayudaba a ver mejor, aunque tan poco se veia demasiado.

- No estaría mal - reí.

Observé cómo la luna ocupaba el lugar del sol casi con embelesamiento. La luna no estaba llena, pero aún así era preciosa. Preciosa, pero sin mucha luz.
El cielo no estaba muy despejado, cosa que provocaba que de vez en cuando la luna desapareciese.

- Perfecto , sólo falta que llueva - murmuré con sarcasmo con el entrecejo levemente fruncido.

Murmuro algo, que no pude descifrar. Tan poco sería tan importante. Me intente posicionar en el terreno. Estabamos en el bosque norte. Tendriamos que ir al sur, pero sin sol, y sin brujula, iba a ser dificil. Pero me acordé de un viejo truco. Los pajaros. En esta epoca del año, emigraban a sitios más calidos, es decir, al sur. Aunque era de noche todavía habia unos pocos. Fije mi vista en uno, y rapidamente la cogí de la mano y empecé a caminar, siguiendo a aquel pajaro.

En diez minutos ya estabamos en el campamento, cuando de repente me cayó una gota en la mano. Y, en un lapso corto de tiempo, empezó a diluviar.

-¿Que hacemos?

Me llevó por todo el bosque cogida de la mano, sin grandes percances, y al cabo de poco tiempo ya habíamos llegado al campamento. Desde luego no hemos tenido tan mala suerte...

Pero claro, fue pensar eso y empezar a llover. Maldije en voz baja mi mala suerte.

- Desde luego quedarnos aquí parados no - dije mientras buscaba un sitio donde refugiarnos.

En pocos segundos estábamos empapados.

- ¿Es que no hay ningún maldito sitio donde...- empecé a mascullar, de pronto recordé algo - Creo que mi cabaña está por aquí, ¿vienes?

Ya estabamos empapados. Sentia el agua recorriendo todo mi cuerpo, y eso no me gustaba, aunque mi primo estaría disfrutando de lo lindo.

-Vale, pero será mejor que nos demos prisa, si no ... -dije.

Ya incluso empezaba a hacer frío. Aunque mi temperatura corporal era fría, ahora lo estaba mucho mas. Teniamos que salir de aquel infierno acuatico.

-Ahora te toca a ti guiarme a tu cabaña -dije, acompañado con una risita para mi adentros

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OFF : ahora abro en mi cabaña (: